miércoles, 25 de junio de 2008

Es una experiencia religiosa...


Se acusa al psicoanálisis de ser fundamentalista y cuasi religioso. Casi como la religión católica. De algún modo tienen rasgos en común. Freud representa el padre omnipresente, que dejo su legado por escrito y hoy miles intentan interpretarlo. Se le dice a cualquier persona que no ha experimentado una sesión de análisis que no se sabe como es hasta que se prueba. El que se psicoanaliza cree que todo el mundo debería hacerlo, lo mismo piensa el fervoroso cristiano. Hay mecanismos que no tienen localización biológica. No hay un lugar específico para el inconsciente, tampoco para el alma. Se compara a la sesión con una confesión frente a un cura, aunque se sabe que no se dice todo en análisis. Tampoco en las confesiones. Se dice que una vez que se logra asociar dos o más elementos psíquicos se quiere repetir una y otra vez la misma experiencia. Lo mismo seria cuando se alcanza la mística, en ese momento cumbre donde se unen lo celestial y lo humano. En ambos casos se pide que se abandone la persona misma. En la práctica religiosa se busca vivir en espíritu, muchas veces cuesta hallarlo porque el mundo propone modos diferentes. Liberarse de lo real y tangible para bucear el inconsciente en diván tampoco es tarea fácil... ¿Estaré frente a una doble experiencia mística?

viernes, 6 de junio de 2008

La carta que nunca fué enviada

Estimado paciente,

Entiendo que quizás desconozcas qué te trajo a mi consultorio, pero te aseguro que una parte de ti me necesita. Por si no lo sabes, paso a comentarte a grandes rasgos algunas de mis tareas.

Analizo tu sueño. Analizo tu olvido u omisión. Analizo tu resistencia. Analizo tu miedo y por ende tu deseo. Analizo tu conducta pero sin desconocer su origen inconsciente. Analizo tu pasado. Analizo tu elección de objeto. Analizo tu sexualidad. Analizo tus fobias si las tienes. Analizo tus repeticiones. Analizo tus emociones. La lógica que te detiene. La fuerza que te arrastra por caminos sinuosos de culpa. Evita encontrar sentido a lo que dices. Busca más bien liberarte del prejuicio. Confía en que recibo tus palabras y te doy las mías cuando no puedas hacerlo. Pero no olvides que todo empieza en tu propio discurso, yo soy solo quien te guía dentro de tus laberintos más propios. Ahí donde te pierdes. Donde confundes mi figura una y mil veces. Esta bien que desconfíes, pero es a ti mismo a quien le temes. Solo úsame para encontrarte, soy tu instrumento. Tus palabras dan sentido a mi trabajo, aunque te parezcan inútiles o bobas. Sin paciente no hay intervención. Tu papel no es pasivo, es el que dota de sentido este espacio. Yo no tengo la última palabra, ni la verdad definitiva. Esa la construiremos juntos paso a paso. Tu realidad es la mía. Trabajaré solo con lo que me digas, por eso te aconsejo que no te midas en este punto. No te juzgo, no te sentencio. Solo interpreto tu palabra. El precio que pagas no se compara con lo que te cuesta el síntoma que te aqueja y que te trajo hasta aquí. No te prometo la cura, te prometo el intento. Tengo emociones, reacciono de algún modo a lo que me cuentas, no soy un robot sentado que solo escribe compulsivamente en un cuaderno. Soy una persona también y hasta quizás he vivido lo mismo que tú. Pero créeme no conviene que lo exteriorice por el bien de este tratamiento. Si te decides a empezar ten la certeza de que estaré contigo cada semana, y te esperaré los días que no quieras venir. Este será tu lugar si te decides a tomarlo.

De igual modo, es indispensable me avises con 24 horas de anticipación tu ausencia. De honorarios hablaremos luego.

A la espera de sus noticias, se despide atentamente,

El terapeuta.