lunes, 9 de febrero de 2009

Ellas

Malditas palabras. Palabras asquerosas. Tironeo pero no ceden. Quiero que me nombren. Que me griten pasos e instrucciones. Pero me abandonaron hace tiempo ya. Se resbalan pegajosas no encuentran asidero en mi consciencia. Algunas se ríen burlonas y huyen despavoridas si intento tipearlas. Otras se comparan entre si haciendo de coquetas hasta el punto que no se con cual quedarme. Quiero que me nombren. Las muy perras. Se hacen las galantes si sienten olores conocidos.
Escuché que son numerosas pero yo solo conozco algunas. Centrífugas, sinónimas, antinómicas, obscenas. Horribles que producen vómitos. Hermosas que generan espasmos. Se contradicen. Se chocan como mareadas. Saben lamentablemente que son deseadas. Buscadas con lascivia.
No las conozco ni osaría poseerlas. Pero es mi mayor deseo manipular un par de un modo mínimo. Tenerlas siempre a disposición y entregadas. Aceptables para alguno que vueltas por ahí buscándolas. Humildemente te presento las que tengo. Las muy perras se muestran voluptuosas pero no se entregan así nomas.