¿Hay alguien ahi escuchando? ¿O somos un eterno monólogo con fantasmas de sábanas desgastadas por el tiempo? Maquillamos un poco al otro de la silla vacia, lo sentamos de nuevo, le acomodamos la ropa. Le preparamos un nuevo escenario y un nombre distinto pero parecido. Luego le cantamos las cuarenta.
Puro odio. Después un abrazo fraterno. Y el otro cae de la silla.
Hasta la próxima contienda.
1 comentario:
C'est la vie, revoleo de cepillo de dientes.
Besos!
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