jueves, 11 de septiembre de 2008

Mi abismo

Un salto al vacio. Y no hay teoría que aguante. Y el personaje objetivo, que analiza cada paso se desvanece en conjeturas. Permanece un sentimiento de indefensión. Acto seguido buscas aferrarte a algo profundo que justifique este arrebato de debilidad. Freud mira hacia otro lado. Seguís buscando, el motor, el final, un por que. Pero las preguntas marean. Las respuestas escasean. La paciencia llega a cero. Y la ansiedad invade. La cuestión es llegar. O transitar. Buscar entender te deja en ascuas. En vigilia de espera. Y el milagro no aparece, y el parche no cubre el vacio. A jirones despedazas recuerdos que justifiquen esta realidad. Y no es suficiente. Creíste entenderlo alguna vez, la nostalgia por el paso firme agobia. Las horas pasan, tratas de repetirte que no existe tal concepto del tiempo. Pero lo miras una y otra vez. Lo que creíste inherente a tu condición hoy te es ajeno. Porque no existe control en conocer lo irremediable. Hojeas libros indagando. Solo necesitas un concepto que te aleje. Pero en el fondo sabes que esto te hace respirar mas hondo, sentir cada poro abierto. Incluso cuando duele o clava feroces aguijones seguís adelante. No sabes las consecuencias, no es necesario. La mente libera y da lugar al instinto más inconsciente. Lo irracional te suena familiar pero asusta a más no poder. Te perdes ahí envuelto en vibraciones de placer. Donde no hay leyes, ni de gravedad. Donde todo puede pasar. Queres vivirlo, aunque el terror advierta una tormenta. Aunque la lógica quiera participar. Decidís cerrarle la puerta en la cara. Y así, sin mas que la promesa te dejas llevar por esa brisa por momentos huracán. Porque te das cuenta que no tuviste nunca otra opción.

2 comentarios:

El Profe dijo...

La verdad que me dejaste sin palabras... cosa bastante dificil, por cierto. Saltar al abismo sería interesante ejercicio.

¡Saludos!

Abrujandra dijo...

Me gusta tu blog.