lunes, 1 de septiembre de 2008

The path of least resistance


No siempre obedecer nuestros impulsos nos lleva por senderos óptimos. No siempre es deseo lo que queremos que suceda. Lo que se desea no se alcanza, no se agota. Muchas veces, por no decir la mayoría de ellas, está obstaculizado por resistencias invisibles. Otras veces creemos hacer lo único que estábamos capacitados para lograr, lo que puedo hacer hoy. Hasta acá puedo. Quizás la salida es entrar ahí donde no se puede. Donde no se ven opciones. Momento odioso cuando el analista dice: Bueno hablemos de eso. No era exactamente por donde quería caminar hoy.

¿Como se sigue sabiendo que el mayor impedimento navega impunemente lagos de inconsciente?

Yo misma tengo la respuesta y al mismo tiempo la venda en los ojos. Porque ella no va a pararse de su sillón, no va a acercarse al diván, no va a sacudirme de los hombros mientras grita la respuesta a mis conflictos. Eso sería romper el encuadre. Una lástima.

Hoy sé que cuando irrumpe la angustia hay deseo en juego. Ya no le tengo miedo. Porque me indica la ruta.

3 comentarios:

El Profe dijo...

Luna, ¡Me encantó!He concluido en que recostarme en este diván a leer tus palabras es muy gratificante, ¡Gracias!
¡Un besote!

Luna dijo...

Sr. Profe: Gracias, siempre tan atento.
Lo espero la proxima semana :P

Beso!

SP dijo...

La angustia es una gran compañera de caminos, pero no siempre sabemos comprenderla.
Sería como tener una excelente amiga, pero que huele mal, o es extremadamente fastidiosa...
Con el tiempo he aprendido a tratarla mejor y a no darle mayor importancia a sus cualidades "negativas".
Últimamente, si me meto en algo que no es para mí, la querida Angustia viene a saludarme más o menos a los 2 meses y medio. ¡Y es bastante puntual!